El suelo firme empieza a ser intestable, el aire caliente hincha el globo que al llenarse empieza a volar. Esa inestabilidad, ese tocar de pies al aire es la sensación que deben tener las aves al volar.
Un viaje en globo aerostático puede remontarte al viaje en globo imaginado por Montgolfier, a la increíble novela de Julio Verne “La vuelta al mundo en 80 días”, o también es volver a las páginas de Edgar Allan Poe y de Wells.
El caso es que el globo no nos ha dejado indiferentes nunca, hoy día Forges también se fascina por tan peculiar invento.
Es soledad, silencio y calma; el sueño de poder volar por fin hecho realidad; un vuelo palpable que nada tiene que ver con el vuelo del avión. Una sensación de libertad con tiempo limitado.
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